Sin Filtros

“Siempre confundes el amor con la admiración”. Esta frase dicha por Amy Ryan resume muy bien la temática de «Birdman». Porque muchas veces uno busca la relevancia, la fama, cuando lo único que desea en realidad es ser amado. ¿Y qué quieres tú en esta vida? Así empieza, y seguramente así acaba también esta película, cuando el espectador se lo pregunta y se responde con sinceridad lo que siente, no lo que su ego propone. ¿Y cómo es tu ego?

El ego de «Birdman» tiene alas, es un superhéroe que revolotea, que insiste, que atormenta con un pasado que no es más que la percepción subjetiva de lo que uno fue y ya murió. Y esto puede trastornarlo todo. Como lo pueden hacer las ansias por ser algo, ser alguien. Y en medio de esa esquizofrenia aparece la sutil reflexión que pregunta: ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor? Y me encanta. Y la retengo. Y decido hacer un post sobre esta peli. Y sigo mirando la pantalla, y me gusta oír que “te estás quemando como una cerilla, pero es hermoso”, para luego escuchar que “usted no es un actor, es una celebridad”, y una réplica no menos grande: “y usted es incapaz de ver nada si no sabe cómo etiquetarlo”.

Frases chapó envueltas en una mirada a la fama de hoy en día, a la esclavitud del número de seguidores de twitter para poder quizás hacer cine o una obra de teatro bien pagada, y otro largo etcétera de verdades que resuenan. Como resuena la música a cada golpe, enfatizando, creando una atmósfera a veces delirante que cuenta a la perfección la burbuja de locura en la que se puede entrar si se falla en la pretensión de encajar en una fórmula como la que rige el arte hoy en día. Y todo en un falso plano secuencia que da un realismo y a la vez un toque de miseria muy propio, muy revelador. Para mi, una gran película, necesaria, como lo era el “Misántropo” de Miguel del Arco ofreciendo una visión de la hipocresía en el arte, las relaciones y la celebridad. Muy necesarias esas miradas. Miradas a la superficialidad, y miradas hacia dentro, a lo que realmente mueve al ser humano y que no suele ser otra cosa que amar y sentirse amado. Y por encima, lo demás, que no es poco. Pero todo esto sin olvidar que “una cosa es una cosa, y no lo que se dice de esa cosa”. Gran frase para romper el silencio inicial de «Birdman», y gran frase para poner punto final, mirar la cartelera y decidir qué será lo próximo que vea. ¡Buenas noches!