May
28
Sin morir y sin resucitar
Le miró marcharse hasta que su silueta se desdibujó. Como si se lo hubiera tragado el sol. Y se sentó mirando en la misma dirección. Un rato más. Acaso un día. Acaso una noche. O acaso más. No porque esperara que volviera, lo hizo porque quería observar detenidamente esa ausencia. Muy despacio. Y acompasar los latidos de su corazón a la nueva canción del silencio. Bonita melodía sin letra para una tarde de verano con mar. Y con ausencia. Siguió observando. Y en ese rato no se murió. Sólo se le jubilaron algunas pestañas, de tanta sal. Y sonrió. Sonrió…