Amarnos con totalidad y con la totalidad de lo que somos en cada momento es el gran aprendizaje que tenemos la mayoría de seres humanos, y por eso la confianza en uno mismo es uno de los temas que más me interesa abordar y compartir en este apartado. Y como a veces hablar en términos de «amarse» puede resultar muy general, he decidido ofreceros mi visión a través de una serie de posts con pautas claras y concretas que he ido encontrando y que me han servido para quererme más. Porque no confiar en uno mismo es limitarse, es no atreverse a demasiadas cosas, y todos tenemos un grandísimo potencial que ofrecer al mundo y también mucha plenitud y amor de los que disfrutar. Así que: ¡a por ello!
Primera parada: confiar en ti es aceptarte
Buena parte de la confianza para mi es aceptación. Es poder decir: tal y como soy ahora, con lo que más me gusta de mi y con lo que menos, soy suficiente para mi. No necesito ser otra cosa ni voy a esperar a ser mi ideal de perfección para sentirme bien. Se puede ser feliz tal cual uno es. Pero nadie nos lo ha enseñado. Desde pequeños hemos visto como la gente dice: seré feliz cuando sea más ordenado, cuando me centre, cuando tenga ese trabajo, cuando encuentre la pareja, cuando tenga hijos, cuando, cuando… Siempre estamos en movimiento y cuando somos conscientes de ese movimiento y de hacia donde vamos, lo importante es no perdernos en la meta. Porque siempre habrá metas y es maravilloso que las haya, pero como puntos hacia los que evolucionar, sin más. Una vida tiene muchos años y hasta donde lleguemos estará bien. ¿Por qué no es suficiente con eso? Con saber hacia donde voy y poner mi ilusión y lo mejor de mi para ir hacia ahí. Punto. Solo así, si no se alcanza, descubrimos que el camino ha sido suficiente. Siempre lo es. Y esto es aplicable al objetivo de amarse a uno mismo y a cualquier otro.
Un truco que funciona
Cuando te descubras exigiéndote o juzgándote, párate y pregúntate: tal cual soy ahora, ¿no soy suficiente para mi? Y si la respuesta es que no, en lugar de ponerte a hacer el pino puente para serlo, quédate quieto y déjate sentir ese “no valgo”, “no puedo” y no te pelees con ello, siéntelo. No quieras ser suficiente, deja que duela, y cuando toques el fondo de tu vulnerabilidad, abrázate, incluso literalmente, abrázate y di: estoy contigo. No es esquizo, en serio, jaja, es muy útil. Es aceptarse. Todo lo demás es resistencia. Acepta que hoy no te consideras suficiente para ti, pero descubre que puedes abrazarte y al hacerlo abrazas tu imperfección. Entonces empezarás a sentir calor, empezarás a quererte. Este es un gran paso en tu confianza. Claro que podrás cambiar, pero descubrirás que los avances en tu camino no serán un esfuerzo o una lucha, vendrán solos porque dejarás caer aquello con lo que ya no necesitas identificarte por más tiempo, y quizás también ocurra que muchas cosas que juzgabas de ti se revelan como verdades propias que no vas a dejar ir para ser aceptado por quienes piensan de una forma diferente a la tuya. Porque ahora eliges lo que soltar y también lo que se queda contigo. Y verás que en ese proceso de aceptarte y avanzar desde esa aceptación de “lo que hay” en cada momento, encontrarás mucha paz, humildad y amor hacia ti mismo.